Hay muchas afirmaciones erróneas y desinformación (involuntaria o deliberada) en México sobre el cigarro electrónico. No nos interesa identificar las fuentes ni sus motivaciones, los lectores seguramente ya las tienen identificadas y sabrán sus motivos. Nos interesa atender y criticar los argumentos, así como proporcionar a los vapeadores contra-argumentos “de respuesta rápida”, pero sólidos y basados en evidencia científica para contrarrestar la falta de información y desinformación.

Disección de los argumentos de las objeciones y la desinformación

Las siguientes argumentos de desinformación sobre el cigarro electrónico han sido recopilados de varios medios en México en los últimos dos años. No son citas textuales, pero son textos que capturan los argumentos. Como ya lo afirmamos, no nos interesa identificar a las fuentes de desinformación sino atender y criticar sus argumentos.

 

CONTENIDO

Los cigarros electrónicos y los IQOS son igual de dañinos que el cigarros convencional

 Argumento: Todos los productos de consumo de nicotina, incluyendo las modalidades no-combustibles como el cigarro electrónico y los IQOS, son “prohibitivamente” dañinos, producen cáncer y otras enfermedades.

Variante: aceptar que quizá los productos no-combustibles son menos dañinos que el cigarro, pero que son aún lo suficientemente dañinos como para causar enfermedades graves.

Respuesta rápida. Todos los productos no combustibles mencionados tienen un potencial de riesgo mucho menor al del cigarro convencional, lo suficientemente menor como para recomendar su uso alternativo al cigarro como parte de una estrategia de reducción de daños que beneficia a la salud pública. Esto lo afirman numerosas fuentes científicas de prestigio internacional, como el Real Colegio de Médicos del Reino Unido, La Agencia de Salud Pública de Inglaterra, así como numerosos estudios de alta calidad científica (ver aquí y aquí). También hay evidencia sólida que sustenta el menor riesgo de los productos de tabaco calentado y el snus sueco (ver aquí).

Consecuencias. Afirmar que todo producto de consumo de nicotina es letal y emitir desinformación sobre riesgos relativos, no solo es una falsedad “técnica”, constituye también una grave falta de ética médica

Decir a los consumidores que todos las opciones de productos son tan malas como los cigarros es faltar a la verdad, y es casi seguro tan letal a los usuarios como decir a poblaciones en riesgo que el uso del condón no proporciona protección. Dar información fidedigna no garantiza que un problema será resuelto, pero el no hacerlo implica poner de cabeza el cumplimiento de las normas éticas de proporcionar información verídica en temas de salud“. 

Dr Lynn T Kozlowski, médico prominente, experto en tabaquismo y profesor distinguido (y ex-decano) de la Escuela de Salud Pública del Estado de Michigan, EUA, (Fuente)

Conclusión. Este tipo de desinformación está absolutamente refutado por la evidencia. CASO CERRADO.

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 Argumento: Hay “combustión parcial” en la generación del aerosol  del cigarro electrónico.

Variante: La “combustión parcial” en el cigarro electrónico produce nitrosaminas

Respuesta rápida. Afirmación completamente falsa que denota ignorancia absoluta sobre la física y la química del proceso de vaporización de la solución líquida del cigarro electrónico. Los componentes principales de dicha solución (propilenglicol y glicerol) son alcoholes, mientras que los saborizantes son hidrocarburos mas complejos. Una combustión parcial de estos compuestos produciría emisiones abundantes de monóxido de carbono (CO), las cuales nunca han sido detectadas. Además, no es necesaria la combustión para producir nitrosaminas, las cuales existen en concentraciones muy bajas en los parches y chicles farmacéuticos. En los cigarros electrónicos existen en concentraciones similarmente bajas (ver tablas de concentraciones)

Consecuencias. El aludir a la existencia de una “combustión parcial” es un torpe intento de equiparar al cigarro electrónico con el cigarro convencional.

Conclusión. Esta desinformación cae en la categoría de falsedad absoluta. Está absolutamente refutado. CASO CERRADO.

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La supuesta toxicidad del vapor inhalado

Argumento: El cigarro electrónico no cuenta con estudios científicos que avalen un riesgo reducido con respecto al cigarro convencional

Variante: “no hay prueba científica de que el cigarro electrónico sea menos dañino que el convencional”

Respuesta rápida Este es uno de los argumentos de desinformación más fácil de refutar: primero, a la fecha hay mas de 1000 estudios sobre el cigarro electrónico, incluyendo estudios de reseña extensos e informes extensos de cuerpos médicos colegiados (ver aquí). El informe de más calidad es el del Real Colegio de Médicos del Reino Unido (Royal College of Physicians), el cual dictamina que el uso del cigarro electrónico no está libre de riesgos, pero que los riesgos por su uso (incluso a largo plazo) muy probablemente no excedan del 5% de los riesgos de fumar, y probablemente la cantidad exacta sea aún menor. No hay un solo estudio serio que afirme que los riesgos del uso de cigarro electrónico sean comparables a los del convencional.

Estatus. Estas afirmaciones carecen de todo sustento. CASO CERRADO.

Consecuencias: Esta desinformación induce temor al cigarro electrónico, implica que mas fumadores sigan fumando

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Argumento: El vapor del cigarro electrónico contiene sustancias tóxicas y cancerígenas.

Variante. Una variante de este argumento es dar una lista de nombres de sustancias, o de alguna sustancia especialmente horrible (formaldehido o diacetilo).

Respuesta rápida: Este es un alegato muy socorrido (y fácil de desenmascarar). El mencionar la presencia de “sustancias” sin especificar sus concentraciones y dosis es un engaño (es el truco mas viejo de la desinformación). Sin embargo, el veneno esta en la dosis. El agua tiene arsénico y el café tiene 20 compuestos cancerígenos, pero todos estos en concentraciones ínfimas que no causan peligro. El vapor del cigarro electrónico contiene sustancias tóxicas y cancerígenas, pero en concentraciones lo suficientemente bajas como para no considerar su uso como peligroso y para recomendarlo como sustituto de bajo riesgo del cigarro convencional. Todos los estudios que han detectado altas concentraciones de compuestos tóxicos (sobre todo formaldehido) fueron llevados a cabo en condiciones de laboratorio que no reproducen el uso normal de los dispositivos (la calada en seco o “dry puff”). Todos han sido refutados. Ver aquí y aquí.

Estatus: La seguridad del vapor relativa al humo del cigarro es un hecho experimental. Quienes afirmen que esto es algo que “está en controversia” o “que no ha sido probado” están mintiendo. CASO CERRADO.

Consecuencias: Esta desinformación induce temor al cigarro electrónico, implica que mas fumadores sigan fumando

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Argumento: El vapor contiene diacetilo, que es seguro si se ingiere pero inhalado causa el llamado “pulmón de la palomitas de maíz” (bronquiolitis obliterante).

Variante: ir directamente al diacetilo y el “pulmón de las palomitas de maíz”

Respuesta rápida Este es un alegato ya viejo y muy socorrido en la desinformación contra el cigarro electrónico (y muy refutado, ver aquí y aquí). Veamos primero el “pulmón de las palomitas de maíz” (bronquiolitis obliterante), una grave enfermedad pulmonar obstructiva. Si el diacetilo del vapor del cigarro electrónico causara esta enfermedad, ya hubiera habido casos reportados de vapeadores padeciéndola (tarda en desarrollarse entre 5 meses y 9 años). Sin embargo, no se ha reportado un solo caso por lo que el diacetilo del vapor no puede ser su causa. No obstante, dado el escándalo del diacetilo, desde 2015 los saborizantes que producen este compuesto en el vapor han sido depurados. Antes de 2015 el diacetilo estaba presente en el aerosol en concentraciones muy bajas, entre 1/100 y 1/250 veces su concentración en el humo del tabaco.

Status. La afirmación de que el diacetil del vapor produce el “pulmón de las palomitas de maíz” ha sido absolutamente refutada. CASO CERRADO.

Consecuencias: Esta desinformación induce temor al cigarro electrónico implica que mas fumadores sigan fumando

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Argumento: El vapor contiene saborizantes que son seguros en su ingestión pero que podrían ser dañinos si son inhalados.

Variante: mencionar que la inahlación del propilenglicol (PG) o del glicerol (VG) no es segura.

Respuesta rápida. Los que esparcen esta alarma nunca especifican que compuestos específicos podrían causar esta toxicidad. En el proceso de vaporización los saborizantes (junto con los demás componentes de la solución líquida) se calientan y generan por degradación térmica compuestos de la misma familia: carbonilos. En condiciones de uso normal, estos compuestos existen en concentraciones muy bajas que no justifican alarma alguna. Sin embargo, es importante mantener una estricta vigilancia sobre este proceso y depurar saborizantes en los líquidos que pudieran generar emisiones peligrosas por su descomposición térmica. La ventaja del vapeo, es que siempre es posible depurar saborizantes “sospechosos” para reducir (aún mas) su concentración en el vapor (como se hizo con el diacetilo). Hasta la fecha no ha habido casos de vapeadores intoxicados por algún saborizante que “no fue seguro al ser inhalado”. Ver discusión en la sección de diacetilo.

Status. Es necesario mantener una estricta vigilancia sobre la calidad y seguridad de los saborizantes. Hasta la fecha no hay señales de daños.

Consecuencias: Esta desinformación justifica prohibir sabores por miedo, lo cual hace menos atractivo al cigarro electrónico, induce temor e implica que mas fumadores sigan fumando.

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Argumento. El vapor del cigarro electrónico (inhalado y ambiental) contiene altas concentraciones de residuos metálicos que rebasan los umbrales de seguridad permitidos

Respuesta rápida. El cigarro electrónico es un dispositivo metálico, por lo que es natural que el vapor del contenga residuos metálicos. Altas concentraciones de estos residuos siempre suceden en condiciones de laboratorio que no reproducen el uso normal de los dispositivos (calada en seco). En condiciones de uso normal la exposición a estos residuos está muy por debajo de los límites de seguridad más estrictos (ver aquí y aquí).

Estatus. Desinformación refutada. CASO CERRADO.

Consecuencias: Esta desinformación justifica prohibir uso del cigarro electrónico en interiores e induce rechazo hacia el vapeo por su identificación con el fumar tabaco, lo cual facilita su prohibición y sobre-regulación. Hace menos atractivo al cigarro electrónico, mas fumadores siguen fumando.

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La supuesta toxicidad del vapor ambiental

Argumento. El vapor ambiental del cigarro electrónico es un factor de contaminación del aire por las “partículas” que emite

Variante: el vapor ambiental del cigarro electrónico contiene el mismo número (mayor número) de partículas suspendidas ultra-finas (PM2.5) que el humo del cigarro.



Respuesta rápida. Esta desinformación intenta hacer una equivalencia falsa entre las partículas suspendidas finas PM2.5 del aerosol del cigarro electrónico (el vapor) y las del humo ambiental del cigarro de tabaco y el aire contaminado (también aerosoles). En todos estos aerosoles hay concentraciones semejantes de PM2.5, pero su composición química es radicalmente distinta, lo cual es el factor determinante de su potencial de daño a la salud. Las PM2.5 del humo del cigarro y de la contaminación del aire) son productos de la combustión (de tabaco y de motores de combustión interna), son sólidas y contienen compuestos tóxicos y cancerígenos, los cuales se depositan en tejidos pulmonares y vasos sanguíneos (de ahí el daño que causan). Las PM2.5 del vapor del cigarro electrónico son “micro-gotas” líquidas formadas de propilenglicol (PG), glicerol (VG) y agua destilada, por lo que se disuelven al entrar al cuerpo humano, siendo exhalados o excretados.  Ver discusión aquí, aquí y un ensayo dobre las partículas PM2.5.

Status. Desinformación refutada. Las PM2.5 del vapor del cigarro electrónico no constituyen un peligro a la salud de personas en el entorno de vapeadores, menos un “factor de contaminación”. CASO CERRADO.

Consecuencias: Esta desinformación justifica prohibir uso del cigarro electrónico en interiores e induce rechazo hacia el vapeo por su identificación con el fumar tabaco, lo cual facilita su prohibición y sobre-regulación. Hace menos atractivo al cigarro electrónico, mas fumadores siguen fumando.

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Argumento. El vapor ambiental contiene sustancias tóxicas por lo que es dañino a personas en el entorno de los vapeadores

Variante. Dar una lista de sustancias (agregar a las “partículas”)

Respuesta rápida. En ausencia de combustión, la única fuente del vapor ambiental es el vapor principal exhalado por el vapeador, el cual es un aerosol diluido (mucho mas diluido que el inhalado) que se dispersa rápidamente. Hemos citado y comentado muchos estudios en  (ver aquí y también aquí y aquí) que muestran que la exposición a compuestos tóxicos por este aerosol es incluso menor que por el vapor inhalado, y por lo tanto órdenes de magnitud menor que en el humo de tabaco ambiental. Todos los estudios que alegan toxicidad del vapor ambiental tienen deficiencias metodológicas.

Discusión. Esta desinformación busca hacer una equivalencia falsa con el humo ambiental del tabaco. El propósito es justificar la prohibición de vapear en todo espacio interior, así como transpasar al vapor la hostilidad y desagrado que muchos no-fumadores sienten hacia el humo de tabaco ambiental. Sin embargo, esta equivalencia no se sostiene. El humo ambiental del cigarro tiene dos fuentes: el que despide la punta del cigarro encendido (transverso) y el que exhala el fumador (el principal). Es mucho mas tóxico el transverso. El vapor ambiental solo tiene la contribución principal y no es producto de la combustión.

Estatus. Desinformación refutada. La exposición de terceras personas al vapor ambiental no es causa de preocupación sanitaria. CASO CERRADO.

Consecuencias: Esta desinformación justifica prohibir uso del cigarro electrónico en interiores e induce rechazo hacia el vapeo por su identificación con el fumar tabaco, lo cual facilita su prohibición y sobre-regulación. Hace menos atractivo al cigarro electrónico, mas fumadores siguen fumando.

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No sirven para dejar de fumar

Argumento: no hay “pruebas sistemáticas” de que el vapeo sirva para dejar de fumar

Variantes: que “su eficacia no está probada”, que “solo pocos estudios han sido llevados a cabo para estudiar sistemáticamente su eficacia”

Respuesta rápida. Los estudios adecuados (observacionales) muestran que el uso habitual del cigarro electrónico contribuye positivamente al cese de fumar (ver aquí). La eficacia del cigarro electrónico es mas débil (pero al menos comparable a la de los parches de nicotina) en los pocos estudios de evaluación del cese de fumar que son del tipo ECA (ensayos controlados de asignación aleatoria), los cuales son experimentos médicos utilizados como el “estándar de oro” para la evaluación de medicamentos y tratamientos. Sin embargo, estos estudios no son adecuados para evaluar un producto de consumo (como el cigarro electrónico) cuyo uso difícilmente puede ser sometido a las condiciones de estandarización de los medicamentos (ver discusión detallada).

Discusión Los estudios que evalúan el cese de fumar son de tipo controlado (ensayos clínicos y de seguimiento) y observacionales (basados en el estudio de tendencias de fumadores en censos y encuestas). Un estudio de reseña extensa (Villanti et al) revisó sistemáticamente a 91 estudios de diversos tipo (ver detalle). Está reseña concluyó que los pocos estudios (de varios tipos) que cumplieron con un alto estándar de calidad, no solo coinciden entre si, sino que concluyen que el uso del cigarro electrónico contribuye positivamente al cese de fumar. En la sección dedicada al cese de fumar también presentamos el análisis de la reseña Cochrane, un estudio extenso que se enfoca en los ECA. La reseña Cochrane también concluye que el uso del cigarro electrónico favorece el cese de fumar, aunque admite que la evidencia es aún débil debido a que hay aún pocos estudios tipo ECA y su diseño deja mucho que desear. Incluso en los pocos ECA’s el cigarro electrónico contribuye al cese de fumar (al menos con la misma eficiencia que los parches farmacéuticos). Sin embargo, la misma reseña admite las limitaciones de los ECA y sugiere que estas limitaciones probablemente expliquen que la eficacia que éstos hallan en el cese de fumar sea débil. Por otra parte, la evidencia de utilidad en el cese de fumar es mucho mas fuerte en los estudios observacionales, los cuales son mucho más adecuados para evaluar la eficacia de productos de consumo como los cigarros electrónicos.

Estatus. Las fuentes de desinformación están equivocadas en desechar a los estudios observacionales, los cuales son más adecuados para evaluar el cese de fumar mediante el cigarro electrónico y si muestran que su uso habitual del cigarro electrónico es eficaz en lograr el cese de fumar. Como el cigarro electrónico no obtiene resultados espectaculares en los ECA (aunque aún comparables a los parches) la desinformación sugiere que “no hay prueba sistemática” de su eficacia. Esto es falso y hay opinión médica que lo disputa. Sin embargo, es correcto suponer que hace falta más estudios (de todo tipo) sobre el cese de fumar.

Consecuencias:. El insistir en que solo los experimentos médicos tipo ECA son apropiados para evaluar al cigarro electrónico en el cese de fumar justifica el desalentar su uso en clínicas que atienden a fumadores que desean dejar de fumar y han probado sin éxito otros métodos. Es lamentable que quienes promueven esta desinformación pretendan negar o restringir el uso del cigarro electrónico a fumadores adultos a los que les sería de mucha utilidad para dejar de fumar.

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Argumento:  No hay suficiente evidencia científica para determinar si los cigarros electrónicos son una mejor alternativa que los parches de nicotina o los medicamentos (vereniclina y bupropión) para tratar la adicción al tabaquismo.

Variantes. No recomendamos el uso del cigarro electrónico en las clínicas de cese de fumar porque los productos farmacéuticos disponibles (parches de nicotina, champix, bupropión) son mas eficientes para atender al tabaquismo.

Respuesta rápida. En el único ECA (ensayo controlado de asignación aleatoria) que hizo la comparación, el cigarro electrónico obtuvo una proporción ligeramente mayor de abstinencia después de 6 meses que los parches de nicotina (7% vs 5.9%, ver discusión).  Sin embargo,  una comparación mas realista surge de los sondeos poblacionales.  El Profesor Peter Hajek,  experto en tratamientos del cese de fumar de la Universidad de Londres, declaró en una comisión parlamentaria en el Reino Unido que el cigarro electrónico es mucho más eficiente que los medicamentos usuales:  “Según el Eurobarómetro, el 7% de los ex-fumadores en Europa dejaron de fumar con la ayuda del conjunto de todos los medicamentos con licencia para dejar de fumar (siete diferentes tipos de reemplazo de nicotina, tratamientos, vareniclina y bupropión), mientras que el 6% dejó de fumar mediante el uso de CE. Para poner estas figuras impactantes en su perspectiva adecuada, algunos de los medicamentos del cese de fumar han estado disponibles durante más de 30 años, han sido ampliamente recomendado por médicos y son de fácil acceso. Compárese esto con el CE: ha existido solo por solo unos pocos años y su uso ha sido generalmente desaconsejado en la mayoría de los países de la UE. Solo en el Reino Unido hay 1.5 millones de personas que dejaron de fumar exitosamente con la ayuda del vapeo“.

Estatus. Es falso afirmar que no hay evidencia científica que determine que el cigarro electrónico es mas eficaz para lograr el cese de fumar. Esto solamente es cierto si se insiste en que solo los estudios tipo ECA pueden determinar esta eficacia. Sin embargo, ¿Que es más importante probar la eficacia del cese de fumar en ensayos clínicos controlados o en la vida real?

Consecuencias:. Negar la eficacia del cigarro electrónico en el cese de fumar implica negarse a utilizar una herramienta que puede ser eficaz en lograr el cese de fumar. Es de notar que el uso del cigarro electrónico no es incompatible con los parches y medicamentos. Simplemente, todas las opciones deben estar disponibles a quienes desean dejar de fumar.

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Argumento:  El cigarro electrónico no es útil para dejar de fumar porque reproduce muchas de las conductas del hábito de fumar. Para dejar de fumar es necesario que los fumadores abandonen completamente estas conductas

Variantes. No recomendamos al cigarro electrónico en las clínicas de cese de fumar porque su uso implica seguir con la conducta de fumar: llevar un objeto a la boca, inhalar algo que parece humo y exhalarlo después. Quienes desean dejar de fumar deben cesar completamente las conductas de ese hábito.

Respuesta rápida.  Uno de los elementos que explican el éxito del cigarro electrónico en el cese de fumar es precisamente su capacidad de replicar las conductas (rituales y elementos motrices) del hábito de fumar. El problema del tabaquismo no es la conducta del hábito de fumar (“llevar algo a la boca e inhalar …”), sino el contenido tóxico del humo que se inhala en esta conducta.  El culpar a la “conducta del hábito” de los problemas del tabaquismo es una falacia, es equivalente a exigir al alcohólico que abandone la conducta de beber de una botella por ser ésta la conducta que caracteriza al alcoholismo. Sería ridículo que en clínicas para tratar alcohólicos se les exigiera dejar de beber líquidos de una botella, así sea que la botella contenga solo agua o refresco.  El fumador que dejo de fumar y ahora vapea mantiene muchas de las conductas del fumar, pero el aerosol que inhala le causará solo una pequeña fracción del daño que le causaba el humo.

Discusión. El intento de cambiar la conducta del hábito de fumar como requisito para asistir a fumadores en el cese de fumar sería entendible si no existiera un producto sustituto que le permita al fumador continuar con esta conducta asumiendo solo una pequeña fracción de los riesgos que esta conducta representaba al fumar. Es inaceptable oponerse a una conducta incluso cuando esta no representa riesgos graves a quien la ejerce o a las personas en su entorno.

Consecuencias:. No hay una justificación racional en negar el uso del cigarro electrónico en clínicas de cese de fumar porque éste reproduce las conductas del hábito de fumar. Esta actitud simplemente elimina una opción que puede ser útil a muchos fumadores por razones falaces.

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Argumento:  El cigarro electrónico no elimina al tabaquismo porque los fumadores depués de dejar de fumar no logran dejar de usarlo. El cigarro electrónico solo es útil como herramienta contra el tabaquismo si los fumadores logran también dejar de usarlo

Variantes. En las clínicas de cese de fumar vemos ex-fumadoras que después de 2 años no logran dejar de usar su cigarro electrónico. Esto es inaceptable por representar el cambio de una adicción por otra. Por lo tanto, no recomendamos el uso del cigarro electrónico a fumadores que desean dejar de fumar.

Respuesta rápida.  Aunque el cigarro electrónico no es un medicamento, muchos médicos insisten en concebirlo únicamente como una especie de “cuasi-medicamento” para  dejar de fumar. Bajo esta perspectiva, el fumador que dejó de fumar y ahora vapea en forma habitual es inaceptable: es equivalente al paciente que ya se alivió pero insiste en seguir tomando su medicina, o incluso no logra dejar de tomar su medicina.  Es cierto que muchos fumadores también conciben al cigarro electrónico como un producto que usarán en forma transitorio para dejar de fumar, intentando abandonar su uso posteriormente.  Sin embargo, también habrá fumadores que deseen dejar de fumar para luego adoptar al vapeo como un nuevo hábito.  Es una decisión personal y en ambos casos representa una mejora significativa de salud para el fumador, por lo que no hay razón para considerar al vapeo habitual como un fracaso: es una reducción de daños (ver discusión al respecto aquí y aquí).

Discusión. No hay una justificación racional para considerar como un fracaso el que haya fumadores que siguen usando el cigarro electrónico después de haber dejado de fumar. Lo importante es que el vapeo habitual también representa una ganacia de salud y bienestar,  incluso consumiendo nicotina, cuyo consumo ya disociado del humo del tabaco representa solo una pequeña fracción del riesgo de fumar (ver discusión al respecto aquí y aquí).  Si el vapeo es transitorio o habitual es una decisión personal: habrá fumadores que prefieren la abstinencia final también del vapeo y los habrá dispuestos a asumir riesgos significativamente reducidos a cambio de mantener un hábito placentero. En ambos casos hay una ganancia de salud, por lo que no hay justificación para considerar a esto como una razón para no recomendar al cigarro electrónico. Desafortunadamente, muchos médicos aún conciben al vapeo como una forma relativamente benigna de tabaquismo, por lo que exigen su uso medicinal (solo para dejar de fumar) y rechazan sus aspectos recreativos, mientras que la nicotina suele ser concebida como una sustancia siempre peligrosa y adictiva. Estas concepciones son erróneas: el vapeo recreativo también es una ganancia de salud y el potencial de adicción de la nicotina depende de como es suministrada al organismo (ver discusión al respecto aquí y aquí).

Consecuencias:.  El exigir la abstinencia (de fumar y de consumir nicotina) como única respuesta al tabaquismo implica hacer más difícil para muchos fumadores que logren beneficios a su salud por reducir los riesgos. Aparentemente exigir abstinencia es una muestra de convicción y fortaleza, en realidad es una falta de pragmatismo que no representa una ganancia de salud y bienestar.

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La horrible y adictiva nicotina

Argumento:  El nicotina es cancerígena y provoca serios padecimientos cardiovasculares

Variante:  La nicotina causa (… ponga aquí la enfermedad que se le ocurra)

Respuesta rápida.   La creencia de que la nicotina es cancerígena o peligrosa se debe a su asociación con el hábito de fumar. Sin embargo, el mismo Instituto de Investigaciones en Cancer (IARC) de la OMS menciona explícitamente que la nicotina no es cancerígena.  Tampoco produce su consumo (disociada del humo de tabaco)  efectos cardivasculares graves, sino efectos comparables a los de la cafeína (ver refutación de este tipo de alegatos sobre la nicotina y  sobre sus riesgos reales). Pese a su asociación con el hábito de fumar, la nicotina ha sido consumida por décadas en forma disociada del humo: en medicamentos (parches, chicles) y en forma recreativa por vía oral (el “snus” en Suecia).  Los estudios epidemiológicos en Suecia no revelan una asociación causal con el cáncer ni con enfermedades cardiovasculares (ver discusión y también esta referencia).  También hay estudios epidemiológicos sobre el consumo de nicotina farmacéutica con resultados similares. Esta es evidencia sólida de que la nicotina no es causal de cáncer o enfermedades cardiovasculares. Es evidencia más sólida que la que surge de estudios que la vinculan al cáncer, por ejemplo los basados en experimentos con ratones o cultivos de células.

Discusión. En general, los estudios sobre células y ratones no son buenos predictores de cáncer u otras enfermedades en seres humanos. Además, estos experimenos toxicológicos  carecen de un protocolo adecuado que relacione las dosis suministradas de  exposición a la nicotina con dosis equivamentes al consumo humano. Mas información.

Estatus.  Las enfermedades asociadas al tabaquismo se deben primordialmente a la inhalación del humo del cigarro, no al consumo de nicotina. Una vez disociada del humo sus efectos adversos son un mal mucho menor que los daños a la salud por el tabaquismo.  CASO CERRADO.

Consecuencias. Aunque mucha gente lo cree (incluso médicos), no hay sustento médico en la afirmación de que la nicotina es altamente dañina o cancerígena (en seres humanos). Es un alegato utilizado frecuentemente por quienes diseminan desinformación sobre el cigarro electrónico y otros productos no-combustibles de consumo de nicotina.

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Argumento:  La nicotina es tan adictiva como la heroína

Variante: que es mas adictiva que cualquier otra sustancia

Respuesta rápida.   Entendiendo al término “adicción” como “dependencia”: necesidad del consumo constante y ansiedad ante la abstinencia, no es correcto caracterizar a la dependencia por la acción  farmacológica de una sola sustancia.  La adicción a la nicotina no es solo una cuestión farmacológica, depende de factores sicológicos y motrices de habito de fumar. Desde el punto de vista farmacológico depende también de la rapidez de su absorción al torrente sanguíneo, la cual depende a su vez del medio (ie del “cocktel químico”) mediante el cual es suministrada. Como mostramos en detalle, la dependencia de la nicotina puede ser intensa cuando es suministrada por medio del cigarro, mas no lo es cuando es suministrada mediante productos farmacéuticos.  Los pocos estudios llevados a cabo  muestran que cuando es suministrada por el cigarro electrónico sus niveles de dependencia varían con los diversos dispositivos y el régimen de inhalación (la calada). En general, los niveles de dependencia son más próximos a los niveles de los productos farmacéuticos que a los del cigarro, siendo la dependencia menor en dispositivos de primera generación cuya entrega de nicotina es menos eficiente que en los dispositivos mas modernos.

Discusión. Aunque es posible afirmar que los fumadores que adoptan al vapeo en sustitución del cigarro convencional siguen siendo “adictos” a la nicotina, esta adicción (entendida como dependencia) es un mal mucho menor que el mantenerlos fumando.  No hay racionalidad alguna en suponer que la adicción a la cafeína o al chocolate son aceptables, mientras que a la nicotina es condenable, incluso si su consumo está disociado del humo (y por ende del tabaquismo). Desafortunadamente, el tema de la adicción es presa de muchos prejuicios e ignorancia. Mas información.

Estatus.  Una vez disociada del humo la adicción a la nicotina no produce daños sanitarios preocupantes. No hay sustento científico en presentar a esta dependencia como una esclavitud farmacológica infranqueable.   CASO CERRADO.

Consecuencias.  El levantar el espectro de la adicción esclavizante a la nicotina en el contexto de productos de reducción de daños (cigarro electrónico, snus o productos HnB) aleja a muchos fumadores de estos productos.  Los mantiene fumando, y por ende, suministrándose nicotina mediante el producto más tóxico (toxicidad que no viene de la nicotina).

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Argumento. La epidemia del tabaquismo se explica fácilmente como la adicción a la nicotina presente en el tabaco.

Variante. Si no hay nicotina no hay tabaquismo, por lo que hay que eliminar el consumo de nicotina.

Respuesta rápida. Argumentos simplistas y falaces. Si el tabaquismo se pudiera reducir a la pura adicción a la nicotina, bastaría suministrar a ésta mediante parches, pastillas o inyecciones para que la gente dejara de fumar. Sin embargo, esto no sucede. Los chicles con nicotina, parches e inhaladores que llevan años en los mercados mundiales habrían demostrado una efectividad contundente, que por supuesto no han tenido

Discusión.  Fumar contiene e implica mucho más que la dependencia física a la nicotina. Implica también un ritual con aspectos sicológicos, motrices y sociales que nada tienen que ver con la nicotina. El tabaquismo debe ser entendido en función del consumo del cigarro de tabaco, y mientras la nicotina solo sea suministrada por el cigarro, ésta será un componente del tabaquismo. Sin embargo, el consumo de nicotina puede ser disociado del consumo de tabaco, como sucede en los parches, chicles e inhaladores farmacéuticos, pero también en los cigarros electrónicos (que no contienen tabaco). De hecho, no es necesario disociar la nicotina del tabaco para reducir los daños a la salud: basta con disociar la nicotina y al tabaco del humo producto de la combustión, el cual es el agente que produce preponderantemente estos daños. El tabaco y la nicotina pueden ser consumidos sin humo mediante productos como el snus sueco y los productos de tabaco calentado (HnB), como los IQOS. La adicción a la nicotina depende del medio de suministro: la dependencia es mucho menor si es suministrada por productos diferentes al cigarro de tabaco (ver discusión al respecto).

Estatus. Si entendemos a la gravedad del tabaquismo por el conjunto de enfermedades producidas por la inhalación de humo de tabaco, entonces el consumo de productos que suministran nicotina sin combustión de por medio deja de ser parte del tabaquismo (incluso no es una forma “benigna” de tabaquismo).

Consecuencias. Oponerse al consumo de nicotina, incluso cuando éste no presente riesgos graves a la salud, es una postura ideológica, no es una postura que surge de una evaluación de la evidencia científica (ver detalle aquí y aquí). Oponerse al consumo de nicotina mediante productos de riesgo reducido favorece su consumo mediante el producto mas letal: el cigarro de tabaco.

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Argumento. El consumo de nicotina (incluso sin mediar el humo) produce daños al desarrollo cerebral de niños y adolescentes. En mujeres embarazadas el consumo de nicotina, incluso por exposición al vapor ambiental, puede producir efectos nocivos en el feto.

Variante: la nicotina en cualquiera de sus formas es peligrosa para niños, adolescentes y mujeres embarazadas

Respuesta rápida. La nicotina debe ser una sustancia de consumo exclusivamente para adultos saludables. Pro-Vapeo México A.C. se opone al uso de cigarros electrónicos por menores de edad y mujeres embarazadas. Sin embargo, los daños por exposición a largo plazo a la nicotina (ya disociada del humo del cigarro) al desarrollo cerebral de menores de edad (incluyendo fetos) nunca ha sido observado en sujetos humanos, solo en experimentos en ratones (ver referencias). Asimismo, la exposición a la nicotina por el vapor ambiental es de niveles tan despreciables que no pueden causar daño alguno a mujeres embarazadas (ver referencias).

Discusión.  Los resultados de experimentos que exponen a ratones a la nicotina no justifican la alarma exagerada por posibles daños cerebrales en niños y adolescentes que pudieran estar expuestos a la nicotina a través del vapor del cigarro electrónco. Como hemos explicamos aquí (ver detalle aquí y aquí) los ratones en muchos de estos experimentos son expuestos a dosis de nicotina que superan por mucho (hasta miles de veces) las dosis comparativas adecuadas a sujetos humanos (tomando en cuenta que los ratones pesan 25 gramos).  Aún así, Pro-Vapeo México apoya acciones informativas y preventivas de las autoridades para evitar el consumo de nicotina por menores de edad, mujeres embarazadas y adultos con enfermedades coronarias crónicas.

Consecuencias. El consumo de nicotina debe ser exclusivo para adultos saludables, incluyendo mujeres no embarazadas. Sin embargo, no hay justificación para utilizar estas precauciones para producir alarma o restricciones excesivas por este consumo en adultos saludables.

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El vapeo es “puerta de entrada” de los adolescentes al tabaquismo

Argumento: El uso de cigarros electrónicos es un “portón de entrada “ al tabaquismo para niños y adolescentes, o aquellos que no han fumado, y nunca lo hubieran hecho de no ser por haber sido atraídos por los diseños de los dispositivos y la variedad de aromas y sabores.

Variantes: El cigarro electrónico es una “carnada” para que niños y personas jóvenes que no fuman acaben haciéndolo. Lo mas preocupante son los chicos que se iniciaron solamente con el vapeo y sin darse cuenta acabaron fumando.

Respuesta rápida. La evidencia en censos y encuestas de agencias gubernamentales en los EUA y Reino Unido (países de uso extendido y poco restringido en adolescentes) demuestra (ver aquí) que esta afirmación carece de sustento. Desde 2010-2011 a la fecha la proporción de fumadores entre adolescentes en ambos países ha disminuido a tasas aceleradas (sin precedentes) mientras que el uso adolescente del cigarro electrónico se dispara en ese periodo (ver estadísticas). Mas bien, el cigarro electrónico está actuando como un “portón de salida” del tabaquismo. En México no hay datos tan completos y extensos, pero estudios llevados a cabo en estudiantes de secundaria en CDMX, Guadalajara y Monterrey muestran que no hay pruebas robustas de que el vapeo los esté conduciendo al tabaquismo (ver resumen y discusión detallada de estos estudios).

Discusión.  La posibilidad de que el cigarro electrónico sea un vehículo de tránsito de adolescentes hacia el tabaquismo es una preocupación legítima, pero esta posibilidad no puede ser declarada como un hecho que está sucediendo: es solo una hipótesis que debe ser verificada con datos duros. Si verdaderamente el uso del cigarro electrónico estuviera provocando que adolescentes y adultos jóvenes transiten hacia el tabaquismo, sus consecuencias se deberían observar en países de uso extensivo y regulación laxa (EUA y Reino Unido). Se debería observarque el porcentaje de fumadores en estos sectores de población disminuye más lentamente, o incluso aumenta, desde 2010-2011 a la fecha (el periodo en el que el cigarro electrónico entra masivamente al mercado). Sin embargo, lo que arrojan los datos de censos y encuestas de agencias gubernamentales en estos países (ver estadísticas) es el efecto contrario: la proporción de fumadores entre adolescentes estadounidenses y británicos ha caído a tasas aceleradas (sin precedentes) desde 2010 a la fecha, mientras que justo en este periodo el uso adolescente del cigarro electrónico se ha disparado. No es posible afirmar que el cigarro electrónico fue la causa de este declive, pero seguramente contribuyó a eso. Lo que si se puede afirmar es que el vapeo no está causando a nivel poblacional que los adolescentes fumen.

¿Porqué entonces las autoridades alegan que el cigarro electrónico conduce a los jóvenes al tabaquismo? Esta afirmación viene de resultados de estudios hechos en los EEUU que han sido muy publicitados, pero muestran serios problemas de diseño (ver resumen y discusión detallada): solo encuentran que el uso exploratorio del cigarro electrónico aumenta la probabilidad (1 o 2 años después) del uso exploratorio del cigarro convencional, lo cual dista mucho de ser uso habitual (que pudera ser evidencia de tránsito al tabaquismo). Además, no consideran que la inmensa mayoría del uso adolescente del cigarro electrónico se mantiene como exploratorio de baja intensidad y sin utilizar nicotina (por lo que no hay peligro de adicción). La inmensa mayoría de los jóvenes estadounidenses que se iniciaron al tabaquismo lo hicieron sin jamás haber probado un cigarro electrónico. En pocas palabras: si (como afirman estos estudios) el cigarro electrónico actuó como “portón de entrada” al tabaquismo, fue un portón muy ineficiente. Las mismas conclusiones surgen de un estudio sobre adolescentes mexicanos (ver resumen y discusión detallada).

Estatus. La hipótesis del cigarro electrónico como “portón de entrada” de jóvenes hacia el tabaquismo no está sustentada por los datos demográficos y los estudios que pretenden darle sustento muestran serias deficiencias de diseño y métodos. Las razones por las que esta hipótesis sea tan socorrida en los EEUU (mas no en el Reino Unido) no surgen de la ciencia ni de los datos duros, sino de consideraciones políticas e ideológicas de las burocracias de salud pública en los EEUU.

Consecuencias. Los proponentes de la hipótesis del “portón de entrada” a menudo exigen restricciones o regulación en forma estricta del uso y comercialización del cigarro electrónico, con el propósito de “proteger” a la juventud de la adicción y el tabaquismo. Son necesarias políticas públicas para prevenir que menores de edad usen el cigarro electrónico, pero estas políticas públicas no deben restringir el uso del cigarro electrónico a fumadores adultos a los que les puede servir para dejar de fumar.

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Argumento: Una investigación del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) demuestra que los cigarros electrónicos están acercando a los jóvenes mexicanos hacia el tabaquismo.

Variante: Un estudio del INSP muestra que se ha disparado el uso del cigarro electrónico entre estudiantes de secundarias públicas en CDMX, Monterrey y Guadalajara. El estudio muestra que el cigarro electrónico aumenta la probabilidad de que acaben fumando.

Respuesta rápida. Esta es la versión nacional del efecto “portón de entrada” que se supone está ocurriendo en los EEUU. El estudio en cuestión (en el que participó personal del INSP) es una calca casi idéntica de los estudios similares hechos en los EEUU, por lo que adolece de los mismos problemas serios de diseño y métodos (ver resumen y discusión detallada). Sin embargo, las asociaciones que encuentra este estudio entre uso exploratorio de cigarro electrónico y (20 meses después) uso exploratorio del cigarro convencional son estadísticamente mucho más débiles que en los estudios de los EEUU. No es posible sustentar mediante este estudio que el uso del cigarro electrónico esté acercando a los jóvenes mexicanos al tabaquismo (ver explicación detallada).

Discusión. Personal del INSP participó en dos estudios sobre el uso de cigarro electrónico estudiantes de secundarias públicas en CDMX, Monterrey y Guadalajara. El primero, de corte transversal en 2015 es básicamente una enorme encuesta y el segundo en 2017 da seguimiento a la muestra examinada en 2015. Definen dos categorías de uso que son de muy baja intensidad: “ever use” (uso alguna vez) y “conventional use” (uso de al menos una vez en los últimos 30 días). Comparan a estudiantes que en 2015 probaron (ever use) el cigarro electrónico mas no el de tabaco (riesgo medio) con estudiantes que en 2015 no probaron ninguno (riesgo bajo). Con métodos estadísticos obtienen que los chicos de riesgo medio tuvieron, respectivamente, un 41% y 43% mas probabilidad de probar (ever use y conventional use) el cigarro de tabaco en 2017 que los de riesgo bajo. También obtienen (pero no lo anuncian en los resultados) que la asociación entre “ever use” del cigarro electrónico y “conventional use” del cigarro de tabaco (el nivel de uso mas intenso de tabaco) no es estadísticamente significativa. Como esta sería la asociación que mas fuertemente indicaría un tránsito al tabaquismo, el que no sea estadísticamente significativa implica que no es posible suponer causalidad alguna en base a los resultados del estudio. Ver detalles.

Estatus.  Con todo y sus deficiencias estos son los únicos estudios de su tipo hechos sobre adolescentes en México.  Lo que verdaderamente demustran es que no hay una asociación causal robusta entre el uso (exploratio de mínima intensidad) del cigarro electrónico en 2015 y el uso (exploratio a dos niveles de intensidad) del cigarro de tabaco. Mucho menos es posible afirmar que los estudios demuestran que el cigarro electrónico esté causando el tránsito de adolescentes mexicanos al tabaquismo.

Consecuencias. Los estudios en los que participó personal del INSP no pueden ser utilizados como elementos de prueba para justificar una regulación estricta (y desproporcionada) del cigarro electrónico como producto de tabaco sujeto a la Ley General del Control de Tabaco con el fin de proteger a la juventud del tabaquismo y la adicción.

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El cigarro electrónico es una estrategia de “marketing” de las tabacaleras

Argumento: Detrás del uso del cigarro electrónico está “la industria” que trata de enganchar a niños y adolescentes hacia el tabaquismo ofreciendo una gran variedad de dispositivos atractivos y multiples sabores dulces y frutales que son especialmente comercializados para atraer a la juventud.

Variante: El cigarro electrónico es una estrategia de marketing de las tabacaleras para atraer a la juventud y reclutar nuevos fumadores

Respuesta rápida. Quienes hacen estas afirmaciones nunca ofrecen pruebas, por lo que éstas se reducen a meros alegatos sin sustancia. Los cigarros electrónicos no pueden ser una estrategia de marketing de la industria tabacalera porque ésta no controla este mercado y solo fabrica algunos modelos.  La inmensa mayoría de los cigarros electrónicos (los dispositivos, sus refacciones y los líquidos) son fabricados por pequeñas y medianas industrias emergentes basadas en China, los EEUU y la Unión Europea. Además, la oferta de una gran variedad de dispositivos vistosos y sabores dulces y frutales se debe a que hay una gran demanda de estos productos por parte consumidores que son en su casi totalidad fumadores y ex-fumadores adultos (menos del 2 % son no-fumadores). La demanda de consumo por adolescentes es minoritaria y no podría (ni de lejos) justificar invertir en crear esta enorme oferta.

Discusión. Las grandes corporaciones tabacaleras llegaron tarde al mercado de productos vaporizables y solo fabrican algunos modelos que no han tenido éxito. Los tipos de cigarro electrónico fabricados por las tabacaleras que más se venden son modelos cerrados “cig-a-like” de primera generación Este mercado no se podría sostener si su estrategia de ventas dependiera solo de satisfacer a consumidores adolescentes, los cuales (en general) son minoritarios y dependientes. Las tabacaleras (Philip Morris International y British American Tobacco) han introducido al mercado otros productos de tabaco calentado (HnB heat not burn) no-combustibles (ver descripción).  Sin embargo éstos productos no ofrecen sabores dulces y frutales “atractivos a la juventud” (solo regular y mentolado), por lo que tampoco pueden ser concebidos como una estrategia de marketing de las tabacaleras para “enganchar a la juventud” a través de estos sabores.

Estatus. El suponer que el cigarro electrónico es una  estrategia conspiratoria de “la industria” para acercarse a la sociedad y enganchar a la juventud al tabaquismo es un alegato que carece de sustancia. CASO CERRADO.

Consecuencias. Este tipo de desinformación pretende legitimar a toda oposición contra el cigarro electrónico como una defensa del consumidor (y de la sociedad en general) ante la rapacidad de las compañías transnacionales del tabaco. El problema es que se basa en premisas demostrablemente falsas.

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Ninguna autoridad sanitaria apoya al cigarro electrónico como producto de riesgo reducido

Argumento: La reducción del riesgo por el uso del cigarro electrónico no es reconocida por ningún documento oficial o declaración de alguna entidad internacional o ministerio de salud.

Variante. Aunque sus defensores (los vapeadores) insisten en que el cigarro electrónico es un producto de bajo riesgo respecto al cigarro convencional, esto no es reconocido por ninguna autoridad sanitaria, ministerio de salud u organismo internacional.

Respuesta rápida. Este argumento es fácilmente refutable: el gobierno del Reino Unido ha adoptado oficialmente, a través de su Ministerio de Salud, el uso del cigarro electrónico como componente de su política contra el tabaquismo. Esto consta en un documento oficial de este ministerio. El gobierno de Nueva Zelanda ha adoptado una política similar a través de su Ministerio de Salud (ver documento).

Discusión. Aunque es cierto que aún es necesario hacer más investigación sobre los productos no-combustibles más novedosos (los cuales están en constante evolución tecnológica), ya hay suficiente evidencia firme para garantizar que representan una sustitución de riesgo reducido frente al cigarro convencional.  Sin embargo, por ser tecnologías novedosas y disruptivas, los cigarros electrónicos y el tabaco calentado HnB afectan a muchos intereses creados, por lo que su incorporación como componentes de las políticas oficiales de salud es un proceso largo y complicado.  No obstante, en los países en los que estas alternativas de daño reducido han logrado penetrar los mercados (Reino Unido, Suecia y Japón) las estadísticas muestran reducciones sin precedentes de la prevalencia de fumadores (ver discusión). Desde hace décadas este efecto ya ha estado operando en Suecia, donde más personas consumen nicotina mediante el tabaco oral snus que fumando cigarros. Este país tiene los índices más bajos de cánceres y enfermedades asociadas al tabaquismo en toda la zona europea (ver discusión al respecto).

Consecuencias. Los grupos extremistas anti-tabaco que promueven la oposición a los productos de riesgo reducido (cigarro electrónico, tabaco calentado y snus sueco) presionan a gobiernos (a veces a través de la OMS) para evitar que su uso en sustitución del cigarro sea adoptado por ministerios de salud como partes integrales de las campañas contra el tabaquismo. Pradójicamente, la acción de estos grupos solamente favorece a la compraventa y consumo del producto de consumo de nicotina mas letal: el cigarro de tabaco.

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El cigarro electrónico debe ser regulado exactamente igual al cigarro convencional

Argumento. El debate está entre quienes desean una alternativa al consumo del tabaco sin regulación y los que advierten sobre sus efectos a la salud y la necesidad de regular su venta y distribución como un producto de tabaco sujeto a la Ley General del Control de Tabaco.

Variantes: Los “vapeadores” desean mantener la situación actual de un mercado sin regulación, lo cual es potencialmente dañino. Nosotros “los adultos responsables” en el país nos oponemos a esto, decimos que los cigarros electrónicos se deben regular exactamente como los cigarros convencionales bajo la Ley General del Control de Tabaco (LGCT).

Respuesta rápida. Estas afirmaciones carecen de sustento. Dan a entender que solo hay dos opciones: o se tiene el caos actual de la no regulación (que supuestamente los vapeadores apoyamos) o la “actitud responsable” de regularlos como al cigarro convencional. Esta dicotomía es falsa: es posible regular al cigarro electrónico como producto de consumo distinto al cigarro convencional (como en el Reino Unido, la Unión Europea y Nueva Zelanda).  Los consumidores del cigarro electrónico (y Pro-Vapeo México representa a consumidores) no nos oponemos a su regulación, nos oponemos a una regulación que los equipare a los cigarros convencionales. Consideramos que la futura regulación del cigarro electrónico en México debe ser proporcional a sus riesgos sanitarios, por lo que debe tomar en cuenta e incorporar la evidencia científica acumulada que establece, sin lugar a dudas, que el uso de estos productos representa (tanto al usuario como a las personas en su entorno) riesgos a la salud muchísimo menores que los del cigarro tradicional.  Ver discusión sobre como debe ser una regulación basada en la evidencia científica.

Discusión. La mayoría de quienes proponen regular al cigarro electrónico como al cigarro convencional consideran (erróneamente) que los riesgos sanitarios de ambos productos son comparables, por lo que su regulación es equiparable. Estos individuos y grupos conciben al cigarro electrónico como una amenaza a la salud pública, precisamente porque “se promueven como más seguros” (lo cual en su opinión es un engaño con posibles consecuencias graves a la salud pública). Sin embargo, este razononamiento está en contradicción con un gran caudal de evidencia científica que hemos presentado en este sitio web, el cual sostiene, sin lugar a dudas, que el cigarro electrónico representa a los usuarios y a quienes los rodean un perfil de riesgo considerablemente reducido frente al cigarro convencional. Hay mucha opinión experta en ciencias de la salud y en tabaquismo que comparte esta evaluación (de hecho la evidencia que presentamos son artículos y estudios de estos expertos). El mismo gobierno británico y su ministerio de salud de salud ha adoptado al cigarro electrónico como parte de su política oficial de salud pública. Los consumidores que promovemos al cigarro electrónico lo hacemos porque  sabemos que su perfil de riesgo reducido no es una invención o una estrategia tramposa de las tabacaleras, sino un hecho sustentado en investigación científica primaria de calidad y en nuestra experiencia como consumidores que somos mayoritariamente ex-fumadores.

Además, hay toda una serie de problemas técnicos y legales para regular al cigarro electrónico bajo la actual LGCT  (ver discusión al respecto aquí y aquí), la cual fue concebida en una época en la que este producto no existía.  Para empezar: ¿como se puede definir a un producto que no contiene tabaco como “producto de tabaco”?.  Suponiendo que este tipo de problemas se pudieran resolver, la aplicación de la actual LGCT al cigarro electrónico es una prohibición de facto: impondría a las pequeñas y medianas industrias que los fabrican condiciones demasiado complicadas y onerosas para vender legalmente en México su gran variedad de productos (la mayoría sistemas abiertos).  Estas son condiciones que la industria tabacalera transnacional fácilmente puede cumplir (de hecho la LGCT está concebida y orientada hacia el cigarro convencional y hacia las tabacaleras). Los altos impuestos del cigarro convencional harían la adquisición legal del electrónico inaccesible para muchísimos  consumidores, los cuales buscarian satisfacer su demanda del producto en mercados grises y negros que sería muy difícil de patrullar.  La prohibición de vapear en todos los espacios interiores públicos (incluyendo bares y restaurantes) también sería fácil de violar, ya que (a diferencia del humo del tabaco) el vapor se disipa rápidamente y no deja trazas de olor (ver evidencia de esto aquí y aquí).

Consecuencias.  El incorporar al cigarro electrónico a la actual LGCT sería una fachada legal que propiciaría el ensanchamiento de los mercados grises y negros que ya existen. En la práctica, esto mantendría una situación parecida (aunque peor) que la actual. Desde el punto de vista sanitario, esta regulación daría a los fumadores la señal de que el uso del cigarro electrónico es igual de riesgoso que fumar cigarro convencional, lo cual eliminaria el incentivo a utilizarlo para dejar de fumar. En la práctica, este tipo de regulación acabaría protegiendo el mercado del cigarro convencional.

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Argumento. Es cierto que el cigarro electrónico es menos riesgoso que el cigarro convencional, pero  aún presenta demasiados riesgos a la salud y aún no sabemos lo suficiente sobre sus posibles daños. Mientras lo averiguamos es necesario regularlo como al cigarro convencional.

Variantes:  hay que regular al cigarro electrónico como al cigarro convencional porque aún no conocemos el daño que puede causar su uso a largo plazo, e incluso a corto plazo. Necesitamos probarlo por (al menos) otros 10-15 años para darle el “certificado” de seguridad.

Respuesta rápida. Estos razonamientos para regular al cigarro electrónico como al convencional dan a entedender (erróneamente) que el cigarro electrónico es un producto sobre el cual prácticamente nada se sabe. Esta extrema cautela ante un producto novedoso podría ser justificable en 2008 o incluso en 2012, pero ya no lo es en 2018, ya que a la fecha el cigarro electrónico es uno de los productos que con mas detalle ha sido investigado: hay mas de mil estudios y una gran experienca empírica acumulada. Hay también un apoyo de expertos individuales del más alto nivel y de instituciones de prestigio (sobre todo en el Reino Unido)  que apoya un amplio consenso sobre los beneficios de salud pública que representa su uso por fumadores en sustitución del cigarro econvencional. Es ya un hecho experimental consolidado que el vapor (inhalado y ambiental) es muchísmo menos tóxico que el humo del cigarro. Es también un hecho empírico incontestable que no se han observado problemas de salud serios en 10 años de uso por millones de vapeadores (ver resumen de la evidencia).  Por lo tanto,  aunque no es posible descartar que haya problemas imprevistos por la inhalación continua de su aerosol a largo plazo (décadas), el conocimiento acumulado en (al menos) 8-10 años de investigación sobre la química del aerosol, las observaciones demográficas y los estudios clínicos, permite suponer en forma robusta que sería extremadamente difícil que estos efectos sean daños graves a la salud.  Además,  quienes sugieren que se regule como cigarro común “mientras tanto” no son concientes de que dicha regulación (bajo la LGCT) haría mucho mas difícil el acceso al cigarro electrónico para muchos fumadores que les beneficiaría para dejar de fumar o fumar menos.

Discusión. Esta extema cautela que expresan muchas personas (en especial médicos) hacial el cigarro electrónico, mas que una evaluación fria y objetiva de sus riesgos en base a la evidencia, representa una forma de racionalizar el temor hacia una tecnología disruptiva novedosa que muchos aún desconocen. Evidentemente, la exposición al gran caudal de desinformación en los medios y a la ciencia “chatarra” en torno al cigarro electrónico contribuye a reforzar esta cautela extrema.

Los que manifiestan esta extrema cautela para justificar una regulación del cigarro electrónico como cigarro convencional “mientras se averigua si de verdad no hace daño” lo hacen de buena fe y con buenas intenciones. Desean que sea legal adquirirlo pero sujeto a las medidas restrictivas aplicadas al cigarro común (altos impuestos, pictogramas impactantes en los envaces, estigmatización de usuarios, prohibiciomes)  para prevenir que demasiados fumadores lo adopten (ya que “aún no sabemos que tan seguro es”). El problema es, como dicen, que el camino al infierno está pavimentado con buenas intenciones. Desafortunadamente, la cautela extrema hacia el cigarro electrónico puede inhibir seriamente su beneficio potencial a la salud pública.

Consecuencias. El regular al cigarro electrónico bajo la LGCT en calidad de “mientras averiguamos si hace daño” desalentaría a muchos fumadores a usarlo para dejar de fumar (¿quien quiere ser conejillo de indias?).  En la práctica, esta extrema cautela también acaba protegiendo el uso del cigarro convencional

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