La Organización Mundial de la Salud (OMS), el gobierno federal de los EUA y su agencia regulatoria, la Food and Drug Administration (FDA),  han comisionado informes extensos que son menos favorables al cigarro electrónico que los artículos reseña estrictamente académicos e informes extensos que citamos y comentamos en este sitio (el informe del Royal College of Physicians o de Public Health England, ver este enlace).  Aún así, es importante recalcar que incluso estos informes menos favorables reconocen que los riesgos sanitarios por el uso del cigarro electrónico son sustancialmente menores a los de fumar cigarros de tabaco.

La OMS y la FDA son instituciones de corte claramente político, mas que académico (ni se diga el gobierno de los EUA). Los informes que han comisionado sobre el cigarro electrónico son evaluaciones técnicas fuertemente moldeadas por sus consideraciones políticas específicas a sus entornos. En especial, estos informes reflejan la dificultad de las burocracias de la salud para entender y atender las implicaciones regulatorias de productos tecnológicos aún novedosos como el cigarro electrónico y, mas recientemente, los productos HnB de tabaco calentado sin combustión (ver discusión en B1). Sin embargo, se puede argumentar que el que sean instituciones políticas no necesariamente descalifica el contenido técnico de sus reportes, además de aceptar que también el Royal College of Physicians y Public Health England (cuyos informes son mas favorables) podrían ser consideradas como instituciones políticas ligadas al gobierno británico.  Por lo tanto, presentamos en el enlace a “más información detallada” al final del resumen una evaluación detallada de los informes de estas instituciones que está estrictamente basado en sus contenidos técnico sin aludir innecesariamente a los aspectos políticos.

11a) Informes de la OMS.  La OMS actúa como organismo que facilita los acuerdos políticos necesarios para una regulación del tabaco a nivel global, a través del Convenio Marco del Control del Tabaco (CMCT), firmado por mas de 180 países en 2003. Esta regulación global ha dado lugar a la creación de una burocracia compuesta por médicos y otros profesionistas conocida genéricamente  como “el Control del Tabaco”.  El cigarro electrónico irrumpe al mercado en forma imprevista entre 2008 y 2010, como una tecnología disruptiva que perturba en forma impredecible el modelo regulatorio del tabaco seguido por las burocracias del “Control del Tabaco” durante décadas a través del CMCT.  La OMS está sujeta al juego político de las burocracias de la salud a nivel global (no solo del “Control de Tabaco”). Aunque su financiamiento es público, depende en gran parte del cabildeo de la industria farmacéutica y de fundaciones filantrópicas privadas. Su actitud ante la disrupción del cigarro electrónico atiende a toda esta alineación compleja de intereses, por lo que ha oscilado entre el rechazo prohibicionista (Reunión de las Partes COP6 del CMCT en 2014) y una cautela extrema y ambivalente que exagera sus riesgos e ignora sus beneficios (Reunión de las Partes COP7 del CMCT en 2016, ver informe en el enlace a “más información detallada”).

Contrariamente a lo que opinan muchos funcionarios de instituciones de salud, los informes de la OMS no necesariamente son “la última palabra” en cuestiones científicas sobre el cigarro electrónico (o sobre otros temas de salud). La autoridad en la ciencia no es un canon irrefutable que se decide en las alturas de un organismo burocrático internacional: es  mas bien un proceso de constante desarrollo, auscultación y cambio, en el que participan instituciones académicas, gubernamentales y las industrias involucradas. También, por supuesto, participan organismos como la OMS, pero no como si fueran una especie de Vaticano ante la iglesia.  Los informes de la OMS sobre el cigarro electrónico han sido duramente criticados por cuerpos académicos que promueven la incorporación de la estrategia de Reducción de Daños en la lucha contra el tabaquismo (ver en el enalce a “más información detallada” el resumen de esta crítica al informe comisionado por la OMS en agosto de 2016).

11b) Informe del US General Surgeon 2017

El gobierno federal de los EUA comisiona periodicamente informes y documentos de corte técnico, como por ejemplo el informe del Cirujano General de los EUA (US General Surgeon). En forma análoga a los informes de la OMS, el US General Surgeon presenta una evaluación del cigarro electrónico que es sumamente sesgada: magnifica sus riesgos y da poco peso a su potencial de contribución a la salud pública.  Es una evaluación fuertemente condicionada a consideraciones e intereses propios de los vaivenes del juego político de los EUA.  Proporcionamos resúmenes y críticas del informe del Cirujano General de los EUA (diciembre de 2017) (ver enlace a “más información detallada”).

11c) Informe de la National Academy of Sciences, Engineering and Medicine (NASEM) de los EUA

La Food and Drug Administration (FDA),  agencia reguladora estadounidense, comisionó a la Academia Nacional de Ciencias Ingeniería y Medicina de los EUA la elaboración de un informe extenso sobre el cigarro electrónico, el cual fue publicado en enero de 2018.  Este informe es un documento extenso de mas de 600 páginas que lleva a cabo una revisión extensa de la literatura. Aunque contiene información valiosa y reconoce el potencial de mejora de salud pública asociado a la sustitución del cigarro convencional por el electrónico, su enfoque es excesivamente cauteloso y sus criterios de la evaluación de la evidencia son discutibles: un mayor número de estudios con cierto resultado no implica que éste sea más válido o robusto que otro, ya que no todos los estudios tienen la misma calidad y alcance. Además, el informe presenta conclusiones muy dudosas y cuestionables en el tema específico del rol del cigarro electrónico en la iniciación de adolescentes al tabaquismo. Ver crítica en el enalce a “más información detallada”.