Descripción del problema

En la mayoría de los países de Europa, así como en los Estados Unidos de América (EUA) y Canadá, ha habido un crecimiento explosivo del uso del cigarro electrónico por parte de adolescentes y adultos jóvenes. Esto ha generado mucha preocupación (sobre todo en los EUA) por el llamado efecto de “portón de entrada” (gateway) hacia el tabaquismo. Es decir,  que el cigarro electrónico sirva de “enganche” o mecanismo de “reclutamiento”  hacia el uso de cigarro convencional por parte de menores de edad y jóvenes que ya vapean y que, aunque no fumen, acaben a la larga fumando.

La hipótesis a probar es entonces que (de no haber existido el cigarro electrónico) estos jóvenes nunca hubieran transitado hacia el cigarro convencional.  La existencia de un efecto de “portón de entrada” al tabaquismo en adolescentes es una hipótesis que debe ser verificada en base a estudios de población, los cuales pueden ser de dos tipos:

  • Estudio transversal o de corte: estudio de una población a un tiempo fijo de base (baseline)
  • Estudio longitudinal o de seguimiento: estudio de una población comparando cambios entre el tiempo base inicial y un tiempo posterior de seguimiento y evaluación (follow up)

Típicamente los estudios longitudinales identifican a los adolescentes que en un tiempo inicial declaran haber probado un cigarro electrónico (sin jamás haber fumado), identificando a estos jóvenes después de un periodo (seis meses o un año) para verifican si han fumado (probado un cigarro de tabaco al menos una vez en los últimos 30 días). Se hace una comparación con la proporción de adolescentes que en el tiempo final probaron un cigarro de tabaco sin haber probado cigarro electrónico ni de tabaco inicialmente (población de referencia).  Estudios de mejor calidad hacen seguimiento mas frecuente y buscan información mas detallada.

Resultados

Se han llevado a cabo en los EUA varios estudios longitudinales que alegan haber detectado un efecto “portón de entrada” en adolescentes.  Sin embargo, hay mucho escepticismo entre los expertos sobre estos resultados. Esto ha motivado la publicación de varios estudios que critican duramente a aquellos estudios que alegan haber detectado este efecto (ver mas detalle y referencias en la sección de Discusión Técnica en “más información detallada”).

Las principales debilidades de los estudios que alegan haber detectado el efecto “puerta de entrada” son

  • No distinguen las conductas de “exploración” respecto a las de uso habitual. Consideran a un fumador/vapeador a quien ha usado el cigarro o cigarro electrónico al menos una vez en los últimos 30 días, lo cual dista mucho de ser un uso habitual. Es cierto que todo fumador empezó con “una probadita”, sin embargo, no es correcto asumir a la asociación entre exploración y uso habitual tipificado como tabaquismo como un hecho. La evidencia empírica muestra que esta asociación no se cumple: solo el 25% de quienes prueban un cigarro convencional acaban fumando regularmente (mas adelante proporcionamos referencias que sustentan esta cifra).
  • No siguen la evolución de los sujetos de prueba con la suficiente frecuencia. Es imposible determinar cuantas veces los sujetos podrían haber fumado o vapeado, o si fumaron después o antes de vapear, ya sea en los “últimos 30 días” mas allá de este lapso en un periodo de seis meses o un añ
  • No es posible tomar en cuenta la complejidad del problema. No consideran todos los posibles “factores de confusión” o sesgos (que podrían poner en duda la correlación buscada) mediante información obtenida por cuestionarios simples.
  • No se toma correctamente en consideración la propensión común de fumar y vapear, que son comportamientos que comparten características comunes:  el ritual parecido, la desaprobación de la autoridad adulta. Los estudios no consideran lo que se conoce como “propensión común” (common liability or propensity). Es decir, que la mayoría de los chicos con mayor propensión a vapear también tendrían mayor propensión a fumar. Por lo tanto, es sumamente difícil saber cuantos chicos sin propensión a fumar, que no habrían fumado jamás, acaban haciéndolo por haber probado el vapeo.  Cuantificar este tipo de causalidad requiere métodos de investigación mucho mas sofisticados y complicados que los utilizados en estos estudios.

En general, quienes critican a estos estudios argumentan que (en el mejor de los casos) sólo demuestran que adolescentes inclinados (con propensión) a la exploración del cigarro electrónico tienen mas propensión explorar el cigarro de tabaco (o alcohol o mariguana) que aquellos que no están inclinados a esta exploración.

Definitivamente, el probar que hay una tendencia mayor entre chicos que prueban un producto “prohibido”  a probar otro producto “prohibido” no demuestra una  causalidad, es decir un orden o secuencia en el tiempo:  que  la prueba del  primer producto conduce a la prueba del último. Menos aun la existencia de la causalidad que se pretende encontrar: exploración del cigarro electrónico es causante de un uso habitual del cigarro de tabaco.

Por otra parte, las estadísticas (ver gráficas) muestran que la proporción de adolescentes que fuman (medido por el criterio de “al menos una vez en los últimos 30 días”) ha experimentado en los EUA y el Reino Unido (países en los cuales el vapeo está muy extendido) un enorme descenso desde 2011, justo cuando los cigarros electrónicos se tornan productos de consumo masivos (y atractivos a muchos adolescentes). Actualmente mayor proporción de adolescentes en esos países usan (en base al criterio de los 30 días) el cigarro electrónico que el de tabaco.

Porcentaje de estudiantes de High School que fuman en los EUA. El porcentaje muestra un agudo descenso justo cuando los cotarros electrónicos irrumpen en el mercado. Gráfica creada por Clive Bates en base a Miech RA, Johnston LD, O’Malley PM, Bachman JG, Schulenberg JE. Monitoring the Future national survey results on drug use, 1975-2016: Data tables. Table 2 – Trends in Prevalence of Use of Cigarettes in Grades 8, 10, and 12. University of Michigan; Ann Arbor: 2016

Porcentajes de usuarios de cigarro electrónico y de tabaco entre estudiantes de High School en NY. Nótese como disminuye la proporcion de fumadores mientras aumenta la de vapeadores. Gráfica creada por Clive Bates en base a Miech RA, Johnston LD, O’Malley PM, Bachman JG, Schulenberg JE. Monitoring the Future national survey results on drug use, 1975-2016: Data tables. Table 2 – Trends in Prevalence of Use of Cigarettes in Grades 8, 10, and 12. University of Michigan; Ann Arbor: 2016

Como conclusión: la evidencia de que existe un efecto “portón de entrada” al tabaquismo que tiene impacto sanitario preocupantes es muy débil. Es posible que este efecto exista, pero en países de uso extendido de cigarros electrónicos (Reino Unido y los EUA) su contribución a la generación de nuevos fumadores es mínima. De hecho, es mucho más plausible que el cigarro electrónico esté funcionando como un factor que contribuye al efecto “portón de salida” del tabaquismo (y no de “entrada”) en países donde estos son de más fácil acceso.

Consideraciones sobre el uso de cigarro electrónico en menores de edad: pragmatismo y prudencia.

El posible efecto de “puerta de entrada” en adolescentes es una preocupación legítima, ya que toda regulación del cigarro electrónico debe restringir su consumo exclusivamente para adultos, tal y como sucede con las bebidas alcohólicas.

Sin embargo, es necesario adoptar una actitud pragmática ante este fenómeno: por mas prohibiciones de padres, maestros u otras autoridades, siempre habrá una proporción de jóvenes propensos a romper las reglas en pos de la exploración. Se puede prohibir a los menores de edad que sostengan relaciones sexuales, pero no todos cumplirán, y evidentemente es preferible que los que no cumplan la prohibición usen preservativos para evitar enfermedades venéreas, SIDA o embarazos no deseados. Con respecto a la nicotina:  si un adolescente de todas formas va a explorar su consumo, es mejor que lo haga mediante un producto de bajo riesgo, como el cigarro electrónico, a que que lo haga  con un cigarro convencional de alto riesgo.

Por último, la preocupación por el efecto “puerta de entrada” no debe conducir a una reglamentación demasiado estricta sobre la accesibilidad y disfrute del cigarro electrónico por parte de quienes lo necesitan (fumadores adultos) para dejar de fumar. Quienes alegan sobre el efecto “puerta de entrada” a menudo señalan que los sabores frutales y dulces en los líquidos deben ser prohibidos, ya que “atraen a los niños y jóvenes”.  Este es un argumento contraproducente, ya que este tipo de sabores son precisamente los que atraen a los adultos. Es una estrategia muy mala dificultar a los adultos el acceso legal a un producto potencialmente benéfico a su salud con el pretexto de “proteger” la virtud de los menores de edad (mientras que el producto verdaderamente dañino, el cigarro convencional, se vende sin restricciones)