Por Roberto Sussman, 17 de Junio de 2020 / Artículo original en Vaping 360

El gobierno de México recibió un reconocimiento especial por parte de la OMS el 31 de mayo (Día Internacional Sin Tabaco) por haber promulgado un decreto presidencial el 19 de febrero, el cual prohibe la importación a México de productos no combustibles de consumo de nicotina (los dispositivos, sus consumibles y accesorios de cigarros electrónicos y dispositivos de tabaco calentado). Este decreto y el subsecuente reconocimiento de la OMS no ocurrieron en el vacío, son eventos que revelan una estrategia de prohibición de estos productos que llevan a cabo las burocracias de salud en México y America Latina.   Esta estrategia está plenamente coordinada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), actuando primordialmente en base a recomendaciones de política pública por parte de agencias financiadas por la fundación filantrópica del magnate estadounidense Michael Bloomberg, el cual ha erogado de su fortuna personal cientos de millones de dólares para llevar a cabo campañas hostiles al cigarro electrónico en los EEUU. En numerosas ocasiones ha expresado en forma pública y explícita (incluso haciendo alarde) su hostilidad personal hacia el vapeo.

Es muy laudable que uno de los hombres más ricos del planeta, Michael Bloomberg, lleve a cabo esfuerzos filantrópicos con intención de mejorar la salud pública global, pero es lamentable que en lo que toca al consumo de nicotina las premisas de su filantropía no estén sustentadas en la evidencia científica sino en sus preferencias y fobias ideológicas y personales. Asimismo, es lamentable que su esfuerzo filantrópico esté operando sin plena transparencia en América Latina. Esta filantropía, como cualquier otra fuente de financiamiento,  tiene el potencial de causar más daños que beneficios a la salud pública, por lo que debe estar sometida a escrutinio público y cumplir estrictamente con la normatividad política y legal de cada país.

El público en México y en América Latina no está al tanto de la enorme influencia que ejerce Michael Bloomberg a través de su filantropía sobre las políticas públicas de salud en nuestros países. Bloomberg ejerce su influencia a través del marco político de la OMS, la cual suele ser un referente técnico y político determinante para las burocracias de salud pública en América Latina y en los Países de Ingreso Medio y Bajo (los PIMB).  La OMS recibe generosas donaciones de la fundación Bloomberg Philanthropies, por lo que incorpora a su diseño de políticas públicas en el tema del tabaco y la nicotina a varias agencias financiadas por esta fundación filantrópica.

Hay razones prácticas que explican el interés especial de Bloomberg en enfocar la acción de su filantropía en los PIMB: (1) los ministerios de salud de estos países crónicamente padecen de escasez de recursos públicos por lo que aprecian la recepción de fondos filantrópicos privados y externos, de hecho es posible que se pudieran volver dependientes de estos fondos; (2) los gobiernos de la mayoría de estos países son dictaduras o son democracias aún en vías de consolidación, sus instituciones suelen ser débiles, sus burocracias de salud suelen ser opacas en el manejo de recursos, por lo que (al menos en teoría) basta un cabildeo eficiente para inducir o convencer al jefe de gobierno (o a algún grupo clave con suficiente influencia política) para lograr la aprobación e implementacion de una política pública recomendada.

Como referente del tipo de políticas públicas en torno a los “SEAN” (Sistemas Electrónicos de Administración de Nicotina:  cigarro electrónico y dispositivos de tabaco calentado), que la OMS contempla para su posible (y deseable) implementación por los gobiernos de los PIMB, es útil consultar el documento “Cuando prohibir es lo mejor”, producido por The Union, una agencia financiada directamente por la filantropía de Bloomberg:

Enlace roto (bajado después del conflicto sucedido en Filipinas, más info aquí):

https://www.theunion.org/what-we-do/publications/technical/spanish/TheUnion_TobaccoControl_E-CigPaper_Spanish_05.pdf

Enlace directo del documento en Pro-Vapeo México:

https://www.provapeo.org.mx/wp-content/uploads/2021/03/TheUnion_TobaccoControl_E-CigPaper_Spanish_05-1.pdf

Este documento proporciona una guía completa de fundamentos para elaborar políticas públicas,  mediante el cual The Union recomienda a los gobiernos de los PIMB que es preferible prohibir a regular a los SEAN.  El documento de The Union justifica esta recomendación en base a argumentos supuestamente basados en la necesidad de acelerar el cumplimiento de los objetivos y metas del control de tabaco establecidos por el Convenio Marco del Control del Tabaco (CMCT), el gran tratado internacional sobre la regulación del tabaco, auspiciado por la OMS y firmado y ratificado en 2005 por más de 180 países, incluyendo a México y a la casi totalidad de los PIMB. A primera vista los argumentos de “Cuando prohibir es lo mejor” parecen razonables, pero una examinación a más detalle revela que se trata de un conjunto de recomedaciones con alto potencial de resultar desatrosas.

El reciente endurecimiento de las políticas públicas hacia los SEAN en América Latina proporciona una evidencia indirecta, pero convincente, de que las recomendaciones de “Cuando prohibir es lo mejor” están siendo contempladas con seriedad como componentes de una estrategia prohibicionista a cargo de las autoridades y ministerios de salud de la región.  Un ejemplo concreto de esta estrategia prohibicionista que concuerda con las recomendaciones de The Union es el decreto presidencial promulgado en México el 19 de febrero de 2020 que hemos mencionado anteriormente.

Consideramos, por lo tanto, que es muy importante examinar el contenido del documento producido por The Union. El documento menciona que el uso de los SEAN obedece a una estrategia planeada de marketing por parte de la industria tabacalera para reclutar nuevos clientes al inducir a los jóvenes a la adicción a la nicotina. Esta afirmación es una narrativa que aparece en muchos documentos de la OMS. Se trata de una teoría de la conspiración predecible y carente de pruebas empíricas, por lo que solo atenderemos a los restantes argumentos:

  • La reducción de daño al sustituir el cigarro convencional por los SEAN es dudosa y aún está sujeta a verificación. Hay cada vez más evidencia de que son dañinos. No se conocen sus efectos a largo plazo. Por lo tanto, el “principio precautorio” sugiere prevenir o restringir el acceso a estos productos.
  • El contexto político y social en los PIMB es diferente al contexo del Reino Unido, país usado pr The Union como referencia porque sus autoridades de salud favorecen la regulación y el uso de los SEAN (por lo que lo usan como referencia quienes apoyan una regulación favorable a los SEAN). Mientras que en el Reino Unido las instituciones del control del tabaco son robustas y se cumple plenamente con los objetivos del CMCT, el control del tabaco en los PIMB es débil y los objetivos del CMCT no se cumplen en forma eficiente. Por lo tanto, una regulación en los PIMB que permita acceso legal a los SEAN (cuyo potencial de reducción de daño es dudoso) debilitaría aún más al control del tabaco en estos países, lo cual haría aún más ineficiente la implementación de los objetivos del CMCT. En otras palabras, el facilitar a los fumadores acceso legal a los SEAN es una distracción costosa para lograr la completa consecución de las metas del CMCT en los PIMB.
  • Regular a los SEAN es complicado y costoso, por lo que hacerlo obligaría a los gobiernos de los PIMB a erogar muchos recursos públicos, los cuales harían mucha falta (y se deberían facilitar) a las instituciones de salud pública para cumplir en forma más eficiente con las metas del CMCT.
  • Las instituciones públicas en los PIMB no son sólidas (como lo son en el Reino Unido), por lo que de ser regulados los SEAN lo serían bajo un marco regulador débil y vulnerable con muchas lagunas legales. Como la corrupción en las instituciones públicas de los PIMB es endémica y la fiscalización de la ley es laxa, es muy probable que la industria tabacalera aprovecharía las lagunas legales y la debilidad de la regulación para operar y subvertir al control del tabaco y el cumplimento de los objetivos del CMCT.

Evidentemente, estos argumentos contienen un núcleo de verdad, pero como mostramos a continuación también contienen muchas suposiciones sin fundamento, así como un enorme potencial de daño.

  • El documento “Cuando prohibir es lo mejor” parte desde el inicio de una premisa falsa al negar, o poner en duda, que el uso de los SEAN representa una enorme reducción del riesgo sanitario respecto a fumar cigarros de tabaco. Esta reducción de riesgos es un hecho sólidamente fundamentado en la evidencia científica acumulada en 12 años de investigación, no es una especulación o una hipótesis aún sujeta a prueba. Si bien, es cierto que no se conocen sus efectos a largo plazo (por décadas de uso), lo que ya se conoce por 12 años estudios detallados sobre los SEAN permite inferir en forma robusta que cualesquiera que sean los daños que causen, éstos serán significativamente menores que los que causa seguir fumando. El principio precautorio también exige tomar en consideración las consecuencias no deseadas por prohibir (o restringir demasiado) el uso de los dispositivos para prevenir riesgos o daños aún desconocidos. En este caso, las consecuencias no deseadas: mantener a cientos de millones de fumadores fumando cigarros, causarían más daño que (en base a lo que ya se concoce) asumir los riesgos aún desconocidos por el uso de los SEAN a largo plazo.
  • Es cierto que los objetivos del control del tabaco no se cumplen ni son implementados en los PIMB en forma tan eficiente como los son en el Reino Unido. También es cierto que los ministerios de salud padecen crónicamente escasez de recursos. Sin embargo, contrariamente a lo que afirma The Union, estas son precisamente las condiciones idóneas que favorecen a una regulación que facilite el acceso legal de fumadores a los SEAN. Los fumadores, por su propia iniciativa y sin costo al erario, accederían a estos dispositivos con altas probabilidades de que muchos de ellos los usen en sustitución de sus cigarros de tabaco (esto ya ha sucedido en el Reino Unido con los cigarros electrónicos y en Japón con los dispositivos de tabaco calentado).  Si la meta del control de tabaco es que haya menos fumadores, esta es una manera de avanzar hacia ese logro sin necesidad de erogar recursos públicos.
  • Supongamos (sin conceder) que la regulación de los SEAN drena demasiados recursos públicos que hacen falta para el control del tabaco. Sin embargo, las prohibiciones de los dispositivos y sus partes son mucho más costosas: requieren una erogación de recursos públicos para ser implementadas y fiscalizadas (evitando mercados negros) por cuerpos de seguridad y aduanas.  Además, las prohibiciones eliminan la recaudación de impuestos que vendría por la venta de los SEAN si estos son regulados. Más aún, dada la corrupción endémica y falta de transparencia de las burocracias públicas en los PIMB, es altamente probable que el control de tabaco no recibiría el dinero y los recursos que se pudieran ahorrar por evitar la regulación de los SEAN.  El balance de costos por regular o prohibir a los SEAN no puede estar basado únicamente en los posibles beneficios al control del tabaco definidos por el CMCT, debe considerar también los efectos potencialmente adversos a la sociedad por las prohibiciones:  mercados negros, criminalidad, aumento de la corrupción, falta de información sobre los mercados ilegales, falta de protección de consumidores ante productos sin control de calidad.
  • Los SEAN son la competencia mas dura contra el cigarro de tabaco, por lo que toda prohibición de estos productos necesariamente favorece al comercio y consumo del cigarro convencional. Es evidente que favorecer al consumo de nicotina mediante el producto más dañino difícilmente puede ser considerado como un avance del control de tabaco o cumplimento de los objetivos y metas del CMCT. De hecho, la regulación de los SEAN los debe favorecer ante el cigarro convencional por ser productos de mucho menor riesgo, por lo cual esta regulación no debe ser homolgada a la de los cigarros convencionales.
  • Una vez debidamente regulado el mercado de los SEAN las autoridades no necesitan promoverlos, solo necesitan concentrarse en la parte del mercado que permanece ilegal. Las autoridades de salud solo necesitan concentrarse en los fumadores que siguen fumando.

El documento de The Union (como otros documentos de la OMS y agencias financiadas por Bloomberg) expresan planes grandilocuentes de políticas públicas que no toman en consideración las condiciones reales de los consumidores y los mercados de los PIMB. Desafortunadamente, para los burócratas de la OMS y ejecutivos de Bloomberg los efectos adversos de sus recomendaciones hacia los PIMB serán simples daños colaterales que se asumen en pos de la gran cruzada para lograr un mundo libre de nicotina (ya no les basta uno libre de humo de tabaco).

Las políticas prohibicionistas que recomienda “Cuando prohibir es lo mejor” en torno a los SEAN podrían funcionar en algunos países asiáticos cuyas sociedades son más tradicionales, como India, Tailandia o Indonesia,  en los cuales  la prohibición de los SEAN protege a los cigarros convencionales y a las compañías tabacaleras estatales que son fuentes importantes de recaudación de impuestos,  pero esas recomendaciones se estrellarán contra la realidad del mercado en países de América Latina como México, Brasil, o Colombia, en donde las tabacaleras son compañías transnacionales extranjeras y hay una larga tradición de mercados negros, desobediencia a la ley y trabajo informal.    Bloomberg y sus compañeros de ruta en la OMS y de la ortodoxia del control del tabaco descalifican toda crítica como ingenuidad o inocencia o acusando al crítico de ser agente de las tabacaleras. Sin embargo, tarde o temprano tendrán que rendir cuentas por el daño a nivel global que están causando al favorecer al consumo de nicotina por el vehículo más dañino posible y combatir el consumo por productos mucho menos dañinos.